Cómo Descubrí el Secreto del Oído Absoluto

La verdadera historia por David Lucas Burge (continuación)

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Ahora se comería sus palabras . . .

Mi plan era ingeniosamente simple: Cuando menos se lo esperara, la retaría a que nombrara sonidos sólo de oído.
      Hice que se pusiera de pie de manera que no pudiera ver el teclado del piano. Me aseguré de que los compañeros de clase no la pudieran ayudar. Todo lo arreglé perfectamente para exponer, como una broma ridícula, sus
pretensiones de tener Oído Absoluto.
      Con desconfianza silenciosa elegí un sonido para tocarlo. (Ella nunca adivinará un FA#, pensé).
      Apenas había tocado la tecla.
      “FA#“, dijo.
      Estaba impresionado.
      Toqué otra.
      “DO”, lo dijo sin siquiera pensar en ello.
      Frenéticamente toqué más sonidos saltando por todo
el teclado. Pero de alguna manera ella siempre sabía la
respuesta. ¡Era SORPRENDENTE!
      “Canta un MIb”, le exigí, determinado a que se equivo-cara. Cantó un sonido.
      Lo verifiqué en el teclado y estaba correcto.
      Después comencé a hervir. Le pedí que entonara más notas, esforzándome en que esto fuera cada vez más difícil. Pero ella entonó cada nota perfectamente afinada.
      Estaba totalmente confundido.
      Le dije de repente: “¿Cómo es posible que puedas hacer esto?”
      “No lo sé”, me contestó suspirando. Y eso fue todo
lo que me pudo decir.
      El Oído Absoluto me
deslumbró tanto como
si me hubiera caído una
tonelada de ladrillos. Me
mareaba de incredulidad.
Sin embargo, a partir de
ese momento supe que el
Oído Absoluto era real.
    
 

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